miércoles, 25 de septiembre de 2013

El Desayuno (XVIII Jornadas Internacionales del Cómic de la Villa de Avilés).




Otra nueva experiencia. 

Este año el Luzana, lugar habitual de hospedaje de los autores invitados a las Jornadas, se encontraba cerrado por reformas. Esto, obligó a la organización a reubicarlos en otro hotel, con lo que, ¡oh sorpresa!, me encontré sin comerlo ni beberlo por primera vez tras cuatro años de visita a  Avilés, alojado con ellos en el Silken Villa de Avilés.

 La convivencia, a la fuerza, resultaría más estrecha. Iba a encontrármelos en el ascensor, los pasillos,… situaciones que, para un frikardo como yo, constituyen ya de por sí un valor añadido.
Así que, nuevamente el destino me puso en conjunción con los astros. Nunca había tenido el desayuno incluido en la reserva,, pero la oferta que encontré lo incluía.

Me levanté el viernes por la mañana dispuesto a disfrutar del mismo (buenísimo, por cierto) y entonces ocurrió.Uno de los autores allí presentes se me acercó muy educadamente y me pregunto si estaba libre el asiento situado frente a mí. Amablemente, le dije que sí y me presenté:
 
-"Jesús".
-"Giuseppe"-me contestó.

Y aunque ya tenía bastante información sobre él (autor, italiano, había mirado previamente la lista de invitados a las Jornadas,…) por extraño que os parezca, no tenía ni pajolera idea de quién se trataba.

Empezamos a hablar. Comentamos lo especial que resulta Avilés en el mapa comiquero de este país, así se lo habían comentado a él por otra parte, hablamos de nuestros gustos personales en lo que a narrativa gráfica se refiere y a raíz de esto, le pregunté por su trabajo de la manera más correcta que se me ocurrió.

-“Pues yo, trabajo en las series de Spiderman”-dijo.


E intentando disimular la vergüenza por mi ignorancia, entonces caí en la cuenta de que estaba desayunando con Giuseppe Camuncoli. Afortunadamente, se me suele dar bien el mentir como un bellaco en estas situaciones y hacer ver que ya me había dado cuenta de quién era, así que seguí tratándolo con la naturalidad hasta ahora exhibida y continuamos con la charla.

 

En el móvil llevaba los dos primeros números  de “The Private Eye”, y aproveché para mostrarle el primero y hablarle de mi admiradísimo Marcos Martín. Giuseppe se mostró muy interesado en su trabajo y en la historia que le relaté sobre la política de precios que habían adoptado en el Panel Sindycate. Le ofrecí ver el segundo número, oferta que aceptó con gran interés, pero el puñetero móvil me dejó tirado, por lo que lo pospusimos para otro momento. Terminamos el desayuno. 

Por supuesto, le hice saber cuánto admiraba también lo que él y Dan Slott, entre otros, estaban haciendo con la serie de Spiderman, pese a no estar muy convencido en un primer momento cuando empezaron a aparecer los primeros rumores en internet y, en particular, a pesar de lo horroroso que me pareció el título de la nueva colección. Coincidió conmigo al respecto.






Y así termino aquella primera mañana. Lo que, en principio iba a tratarse tan solo de una toma de fuerzas para el resto del día, se convirtió en uno de los recuerdos más bonitos de estas Jornadas. Después coincidimos en otros momentos y lugares pero eso sí, a horas en las que la nocturnidad y el alcohol prohíben la asistencia del público infantil (que tampoco es que hubiera mucho, dicho sea de paso).



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