miércoles, 23 de mayo de 2012

El Número 1.


Mi favorito siempre fue Superman. El HÉROE que, a pesar de su vasto poder, dedicaba su vida entera a defender Metrópolis y el resto del planeta de cientos de amenazas a cual más insólita. Sólo se permitía pequeños espacios para el descanso en los que, oculto tras la máscara de un tímido periodista del Daily Planet suspiraba en secreto por una intrépida Lois Lane.


Sin embargo, hoy quisiera hablarte de lo que ha supuesto para mí como persona “conocer” a Superman. Desde bien pequeño, este personaje despertó en mí una especial fascinación. Verlo tan fuerte, volando  con esa capa roja, peleando siempre por los más débiles, por que las cosas se hagan de la manera más correcta para todos… constituía un modelo de comportamiento que, difícilmente, podía pasar inadvertido para un niño de seis años. Al principio eran sus poderes lo que más llamaba mi atención, y cómo era capaz de ingeniárselas para salir airoso de situaciones de lo más inverosímil.
 
Pero ese niño fue creciendo y fue tomando consciencia de que, el héroe que había tras la pléyade de poderes exhibidos número a número, estaba fundamentado en valores muy humanos. Solidaridad, compromiso, creer en lo bueno que hay en todas las personas, rozando a veces la ingenuidad,… lo encumbraban a los puestos más altos de la mitología del superhéroe.


 Siempre representó para mí la pureza y la esencia de lo que está bien, y por eso, siempre fue mi favorito. Porque, lo que siempre  ha hecho “super” al personaje es su carácter particularmente humano; son valores que encontramos en todo “man”.
 Así que, cuando escucho a alguien, que no ha leído más de dos tebeos en toda su vida, decir  que la lectura de comics constituye una enorme pérdida de tiempo, me da por pensar en  que, quizá, esta actividad se haya convertido en uno de los pocos espacios intelectuales de cierta difusión en los que todavía se puede reflexionar sobre valores morales y éticos, ya que parece que en la enseñanza reglada cada vez tienen menos valor estos asuntos. Así nos va.


2 comentarios:

  1. Creer en la bondad humana a veces cuesta más que en que un hombre puede volar pero yo nunca he rebunciado a ello.
    Además es un héroe obrero frente a Batman que pertenece al 1%.

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  2. Cierto,cierto. Batman es un pijo que va de duro. Ya me gustaría verlo de pequeño en alguno de esos barrios marginales donde te llevas una colleja por no saber fumar a los cinco años. Le iban a dejar el batmovil níquel en dos minutos.

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