jueves, 27 de febrero de 2014

Consejo Real: Paz e Impuestos


El autor es amiguete, vaya  por delante, y es de los afortunados que tienen el coraje para intentar vivir de esto del cómic, encima haciendo felices a todos aquellos que se molestan en leer lo que tiene bien a imaginar.

No voy a hablar más de Joseph Busquet porque la entrada no va de él, aunque sí de uno de sus "hijos" pero, si estás en uno de esos días en que te apetece comprar algo diferente por aquello de favorecer el mercado nacional, y echar un vistazo a lo que son capaces de hacer los autores patrios, dale una oportunidad. No creo que te arrepientas y encima tú dinero irá a parar a buenas manos, te lo aseguro (aunque la editorial se lleve su trozo del pastel; pero bueno ellos también se juegan su capital apostando por Pep)

La cosa es la siguiente: en un país imaginario, en el Bajo Medievo o así, tenemos a un rey y su séquito de consejeros que hacen lo que vienen haciendo los reyes y demás políticos, que es vivir del cuento a costa de unos impuestos que pagan los de siempre.

Pero un día, el rey sufre un estúpido accidente que acaba con su vida y el Consejo Real, aka chupadelbotequenotienenvergüenzanilahanconocido, ven amenazada su forma de vida; se les acaba el chollo. Lo que están dispuestos a hacer por evitarlo y seguir sangrando a un pueblo, crédulo que raya la ingenuidad más absoluta, con impuestos cada vez más abusivos es lo que constituye el núcleo central de la historia. Humor y crítica a la situación social a partes iguales, un más que correcto dibujo de Roc, al que espero conocer mejor entre copas de ese maldito brebaje asturiano, y un "bonus track" una vez acabado el relato (cosa que yo no había visto en el cómic y que me ha encantado como recurso) hacen de "Consejo Real" un tebeo a atesorar. Además, aquí los protagonistas son los malos, cosa que de vez en cuando está bien por aquello de romper con la rutina. Muy divertido. Cómpralo, hombre.



viernes, 14 de febrero de 2014

Amarillo.

El quinto volumen de la serie "Blacksad", cinco ya. Un cómic de ésos que, sin proponérselo, se convierte poco a poco en una de las joyas de tu colección. 


Así, por casualidad, porque tenía mono de cómic y no se me ocurrió nada mejor que comprar, cayó en mis manos el primer número publicado por Zinco de otra serie de nombre "Watchmen". 

Y de la misma manera, casi sin proponérmelo, fui adquiriendo uno a uno los cinco volúmenes de la magistral obra de Juanjo Guarnido y Juan Díaz Canales.

Salvando las distancias, que son muchas, ambas despertaron en mí una manera distinta de acercarme al  medio, que siempre entendí ligado a los superhéroes, al humor o, como mucho, al tebeo clásico de aventuras. 

Pero esto era otra cosa. Era algo más mundano, con un estilo gráfico diferente a lo que estaba acostumbrado a leer, que dejaba una  impronta a algo nuevo, divertido y a la vez importante. Aparentemente, sin grandes estruendos narrativos porque los autores sabían imponer un ritmo, ni frenético ni atropellado, que dificultase el disfrute de la obra. Cada cosa tiene su lugar y su tiempo y si te precipitas, la cagas (con perdón).

Así, en esta entrega de las aventuras del detective gatuno, descubrimos unos personajes bien cimentados, creíbles, que se integran perfectamente en una historia donde el viaje físico de Chad, un escritor joven a la sombra de otro ya consagrado Abe, se superpone con otro psicológico hacia la madurez vital que le lleva a descubrir aspectos de su propia personalidad del todo inesperados. En medio, nuestro oscuro felino, que parece reservarse para sí toda la mala suerte que se supone ha de transmitir a quien se le cruce. 

Un producto de calidad con una clara orientación hacia el mercado europeo y que, sobre todo y en mi opinión, supone un salto cualitativo importante en  la faceta guionista de un humilde, a la par que talentoso, Juan Diaz Canales.