Fue un descubrimiento tardío pero ya sabes lo que dicen: "más vale tarde que nunca". No tenía el gusto de conocer al Sr. Bernet, ni al Sr. Abulí, pero un día, ojeando la edición integral publicada por Glênat de su obra más insigne, y aprovechando unos dinerillos que me habían llegado como regalo inesperado pues...Total, que compré los cinco volúmenes "a tocateja".
No fue del todo un salto al vacío el adquirir esta obra. Conocía las críticas que había recibido y solo había que echarle un vistazo para darse cuenta de su indudable calidad gráfica. Sobre su lectura, qué puedo decirte. El género negro se inventó para escribir obras así. D. Enrique Abulí manejó con firmeza los entresijos de una narrativa que se complementaba a la perfección con el estilo de D.Jordi Bernet.
Cuando tuve la oportunidad de hablar con los autores pude constatar gratamente que, una vez más, se trataba de personas sencillas y amables que escuchaban con atención todo aquello que uno quería trasmitirles. Recuerdo en Granada haberle expresado mi opinión al guionista en términos de que esta obra quedaría para la historia del cómic en España, por lo que el buen hombre quiso hasta invitarme a unas cervezas que, por pura timidez, no supe aceptar. Me sabía mal tomarle la palabra.
A Bernet le expresé mi admiración por, entre otras cosas, la manera que tiene de dibujar las armas de fuego. Al ver las suyas y comparar con otras, daba la impresión de que las suyas sí pesaban y las de otros artistas parecían de juguete. A raíz de esto, me comento que en casa tenía una colección de armas, por supuesto anuladas para su función original, que utilizaba como referencias; "el truco está en la textura" añadía.
Buena gente y buenos artistas. Pero ya sabéis lo que dicen: "nadie es profeta en su tierra", por lo que estos dos grandes autores siguen siendo unos perfectos desconocidos para la inmensa mayoría de los lectores del planeta. Siéntete afortunado si tú no perteneces a este último grupo; ellos se merecen nuestro reconocimiento.
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