miércoles, 14 de noviembre de 2012

In Memoriam.

Acabo de enterarme a través de Oriol Hernández de que ha fallecido D. José Lanzón Piera, a la edad de 82 años. No puedo creer que lo conociera este pasado fin de semana en las Jornadas del Cómic de Almería para, un par de días después, tener que enterrarlo. Me gustaría decir de él que conocía su amplia trayectoria en la historieta española, inglesa y franco-belga desde hace años pero mentiría; y un tipo como él no merecía eso.

Sin saberlo, cuando ejercí de conferenciante en el colegio en el que trabajo, utilicé unas páginas de "El Cid Campeador" aconsejado por mi compañero y amigo, Alejandro Ortega, para ilustrar cómo el cómic podía ser utilizado en un entorno educativo, sin saber que la mano que tan magistralmente las había dibujado era la suya. Esa mano que tuve el honor de estrechar hace tan poco que parece mentira. Esa mano que, guiada por un corazón demasiado grande, se brindó a dibujarme una caricatura que, seguramente, se haya convertido en su último trabajo.

El sábado por la noche, culminó el evento comiquero aquí, en Almería; como suele hacerlo año tras año: con la foto de familia. D. José, que insistía en que le tuteara, pero que difícilmente conseguía hacer siempre que me encuentro frente a personas que me inspiran tanto respeto y admiración, se encontraba a mi lado, sentado entre el público, mientras los demás posaban. Retirándome discretamente tras él, con la excusa de tomar también la foto, le indique a Diego Cara, responsable de las Jornadas, que se habían olvidado de incluirlo en ella. Afortunadamente,  pudo subsanarse el error de inmediato, porque el agravio no habría tenido parangón. 

Tras esto, quedamos hablando de Valencia, Almería, Granada... y un bonito salón del cómic que realizan muy cerquita de Limòtges donde, me contaba, que se hospedaba en casa de un particular de la villa, como uno más de la familia. Me recomendó encarecidamente la asistencia a él, si bien me señalaba que estos eventos eran bastante comunes en otras poblaciones pequeñitas del país vecino que dotaban de ambiente y negocio a las mismas durante unos días. 

Poco fue el tiempo compartido, pero si muy intensa la vivencia. Llegamos a compartir correos y teléfonos, y quedamos emplazados para el próximo Salón del Cómic de Barcelona, donde me comprometí a visitar el estand de la Asociación de Autores de Cómic de España, a la que él perteneció hasta el último día de su vida. 

Y eso fue todo. Recuerdo abandonar la Plaza Vieja de Almería con un agradable sentimiento de satisfacción, por haber tenido la oportunidad de conocer a un grupito de tan  buena gente, en el que destacaba esta persona tan entrañable, el adjetivo que utilicé para describir a Sergio Aragonés, amigo personal de D. José y que tanto le gustó cuando estuvimos conversando sobre él. De verdad que no puedo creer que se haya ido. Me despedí de él, en busca de los demás para hacer lo propio. No los encontré. Pero en estos momentos, de lo poco que puedo alegrarme, es de no haberme marchado antes en su busca, ya que esa decisión (good decision) me permitió compartir unos minutos más con él. Dios dirá cuándo volveremos a vernos, amigo. Descansa en Paz.



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