Ocho y
veinte, en el Sailor Pabillion. La situación con la que sólo me
había atrevido a fantasear hasta ese momento se hacía realidad. ¿Y
ahora qué? Eso ya estaba más que planificado. Saqué mi móvil y
comprobé en la app la hora de inicio de mi primera opción para esa
mañana: “24”. Conocer a Jack Bauer o, al menos, tenerlo
cerca, era el primero de una larga lista de propósitos en aquellos
cuatro días de ensueño.
No tardé
mucho en localizar la Ballroom 20, una enorme sala perfectamente
habilitada, en la que tendrían lugar muchas de las presentaciones
que, por una razón u otra, no cabían en el Hall H. Muy amablemente,
una cadena de voluntarios indicaba el lugar al que dirigirte. El
último, te entregaba una tarjeta como la que habéis visto arriba.
Y esperé.
A la
entrada, repartían a los asistentes una bolsa-mochila decorada con
publicidad de las series que se presentarían en la Convención y que
incluía un programa detallado del evento y un libro recuerdo, cuya
portada, obra de Jim Lee, hacía referencia al 75º aniversario de la
creación de Batman.
Tuve
tiempo de hojear bien el programa y de tomar algunas fotos de las
espectaculares vistas de la bahía y el puerto deportivo, colindantes
al Centro de Convenciones. En el paseo, se distinguía una imagen de
Godzilla a tamaño ¿real?, que promocionaba el estreno de su próxima
película.
Una
espera es una espera. Sin embargo, el entorno físico y emocional de
aquella fue diferente. A punto de entrar y conocer de primera mano
lo que se sentía en un acto organizado por la Comic Con, los
noventa minutos que restaban hasta el inicio no se hicieron demasiado
largos. De hecho, la cosa funcionó muy bien en este sentido porque,
una vez que te ponías a andar, unos veinte minutos antes del
comienzo, ya no dejabas de moverte.
La marcha
era bastante fluida y llegó el momento de atravesar la puerta de la
sala. Sentado a unos treinta metros del escenario, las luces se
atenuaron y, en las enormes pantallas laterales y con sonido
envolvente de gran calidad, comenzó la proyección del tráiler
promocional de la última temporada de 24: Live Another Day.
Los allí reunidos, experimentamos un fuerte estallido de euforia
difícil de describir, que aún hace que se me ponga la piel de
gallina al rememorarlo.
La luz
volvió a la sala, y recibimos entre vítores y aplausos a John
Cassar, director y productor ejecutivo de la serie, que iba a ser
el encargado de conducir la charla con su actor protagonista. Tras
una breve presentación y enmedio de una gran ovación que hizo
palidecer la anterior, recibimos a Kiefer Sutherland, aka Jack
Bauer.
Y allí
estaba. Vestido con un jersey fino de pico color azul celeste sobre
una camiseta blanca y unos vaqueros de un tono beig pálido, tomó
asiento mientras agradecía de manera sencilla la enorme acogida que
le habíamos brindado sus fans.
John
Cassar hizo una breve introducción de lo que había sido rodar
en Londres y, en seguida, comenzó la charla, en la que Jack, esto…
Kiefer Sutherland, se ponía en situación y comentaba de manera
relajada, buscando encontrar cierta comodidad en una situación en la
que eres el centro de atención de miles de personas que admiran tu
trabajo. De manera distendida y preguntado por su interlocutor, el
actor empezó a comentar alguna de las anécdotas acontecidas durante
el rodaje de la temporada. Por ejemplo, cómo era rodar frente a tres
mil personas en las calles de la capital británica y los
inconvenientes que esto a veces presentaba para sus ciudadanos, “bien
conocedores de sus derechos”, según relató.
-“…Y
cuéntanos: ¿cuál fue para ti la situación más difícil en el
rodaje?”
-“Bueno…Si
bien es cierto que las exigencias físicas de una serie de acción,
en la que constantemente te ves envuelto entre tiros y explosiones,
lo cierto es que, quizá fuese una de las escenas románticas de la
serie. En ella, tenía que besar a la chica de forma apasionada. El
problema era que su novio, un armario de metro noventa, se encontraba
a pocos metros en el set de rodaje”.
-“Sí,
ya recuerdo aquello”.
-“ Y
encima, el director insistía en volver a repetirlo en varias tomas…”
Anécdotas
como ésta hicieron las delicias de los allí reunidos y, cómo no,
también llegó el momento en el que el público pudo hacer sus
preguntas.
Fue una
bonita manera de comenzar en la Comic Con. El resto del día, me
dediqué a hacer labores de exploración por la zona de los
“exhibitors”, que me iban dejando con la boca cada vez más
abierta conforme me iba moviendo por allí.
Para
finalizar la jornada, acudí a la charla sobre otras formas de hacer
cómic digital, enmarcada en la categoría “How-To”, y
titulada “ Break into Digital Comics using the Motion Book Tool
at Comic-Con”. Fue conducida por Dave Gibbosns y, aunque
Bil Sienkiewicz no pudo acudir a la misma a pesar de estar
anunciado como invitado, lo cierto es que resultó bastante
interesante.
Pero, en
el lapso de tiempo intermedio, tuvo lugar el momento más impactante
de todo mi viaje, y que sin duda recordaré hasta el día en que me
muera. A las 3:30 p.m, en la “6BCF room “, entraría en contacto
con la mayor reunión de talentos a la que me he enfrentado jamás,
en una charla enmarcada en las que tendrían por objeto conmemorar
los 75 años del Hombre Murciérlago y cuyo título describiría
perfectamente lo que allí iba a encontrar: “Legends of The Dark
Knight”.
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