miércoles, 23 de julio de 2014

Vive tus Sueños.



No hay gloria más ilustre para el varón en esta vida que la de luchar por la obra de sus pies o de sus manos”(Homero, s.VIII a.C. La Odisea)

Si todo va bien, cuando estés leyendo esto yo me encontraré a punto de subir a un avión que me llevará a realizar el viaje de mi vida. Han sido muchas las dificultades superadas hasta conseguirlo; créeme muchas. Las últimas, de las graves. Mi mujer fue operada recientemente, y mi hermano Miguel, quien hasta último momento no sé si podrá acompañarme en esta aventura, recibió un golpe en la rodilla por parte de un coche mientras atravesaba un paso de cebra, por el que ha tenido inmovilizada la pierna izquierda durante diez días. Afortunadamente, ambos están bien.

Como puedes imaginar, más de una vez he tenido que escuchar por parte de la gente que me quiere el “no vayas; siempre habrá otro año” , alguna de ellas con tonos menos agradables que los que relato. Siempre, pensando en mi bien, eso lo reconozco.

Entonces, ¿qué es lo que me impulsa a mantenerme firme en mi decisión de realizar una actividad que, al fin y al cabo, se trata de algo lúdico? Bien, es una buena pregunta Jesús, me alegro que me la hagas.

Pues, posiblemente porque, en realidad, no se trate de algo tan lúdico como pueda pensarse en un primer momento, y estemos hablando de algo que es inherente a la propia identidad.

El mundo del cómic, y todo lo que le rodea, es algo que cobra especial significado en mi mente, y lo hace prácticamente desde que tengo uso de razón (si es que alguna vez la he tenido). Despierta en mí, de manera potente, sentimientos y emociones que no experimento con ninguna otra actividad que haya conocido a lo largo de mi vida, a excepción del amor que pueda profesar hacia otros seres humanos. Esto, me enseñaron en la escuela que se llamaba arte.

Hoy en día no concibo mi vida sin interactuar, de una manera o de otra, con esta forma de expresión creada por el hombre. Cuando a Winston Churchill le sugirieron en tiempos de guerra recortar fondos en el mantenimiento y cuidado del patrimonio artístico de su país, exclamó: “Pero entonces...¿por qué es por lo que estamos luchando?”. Al igual que la guerra nos descalifica como especie, el arte nos encumbra a lo más alto de la cadena evolutiva.

El arte, la ciencia, la educación, la tecnología, el deporte (bien entendido)...son las cosas que confieren verdadera identidad a la Humanidad, y todo lo que existe para destruirlo, deteriorarlo , vejarlo o impedir su libre transmisión son carencias, algunas muy graves, que deberemos ir solventando a lo largo de nuestra historia.

Por eso, cuando a veces escucho: “¡Es que te vas a volver loco con esa obsesión tuya por los tebeos...!”, a mí me da la risa.

No todo el mundo tiene sus ojos tan abiertos como tú y yo para entender lo que estas cosas significan realmente para nosotros. Pero, no nos equivoquemos, eso no nos convierte en mejores ni peores. Simplemente, nos hacen más afortunados.


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