La duda sorprende, ¿verdad?
Todo empieza meses atrás cuando mi mujer, os aseguro que limpia de estupefacientes y demás sustancias psicotrópicas, me anima a acudir este año sí a la Comic-Con. Sabedora de lo importante que para un fan es vivir un evento como éste y aún así, preguntándome dónde estaba la cámara oculta, empiezo a fraguar el plan para hacerlo posible este verano.
Por supuesto, y ya con la boca chica, recuperó su estado normal de lucidez mental, pero para entonces ya todo estaba urdido y bien urdido, debido entre otras cosas a la información pormenorizada de uno de esos "compinches" que todos tenemos en facebook (gracias, David, nuevamente por tu amabilidad).
El caso es que, pese al enorme gasto económico, creo que es factible el acudir. De hecho, he animado a mi hermano Miguel a que me acompañe y este fin de semana me dará la contestación en Expocomic.
Luego entonces, superado el escollo económico y el marital, ¿dónde reside el problema?
Bien, como ya he comentado unas líneas arriba, mi mujer empieza a recular, aunque creo que al final me las apañaría para que mantuviese su palabra. Pero donde realmente encuentro una barrera que me impide tomar una decisión que para cualquier fan sería sumamente clara es en lo siguiente: no soy capaz de renunciar a Las Jornadas Internacionales del Cómic de la Villa de Avilés.
Sí, así es. Doy por hecho el no acudir a Barcelona o a cualquier otro evento que suponga un desembolso considerable (el Expocomic es en Madrid y me alojo en casa de mi hermano). No obstante, y aunque en su día dije más con ánimo de reconocer la gran labor de los organizadores que de una manera totalmente reflexionada, que no cambiaba Avilés por San Diego ni Anguleme, he descubierto que ésta era una afirmación más cargada de verdad de lo que realmente había considerado.
Y acudir a los dos eventos es algo que creo no puedo plantearme, a no ser que Santa Lotería disponga lo contrario.
San Diego tiene muchísimo que ofrecer a priori, y sería la realización de un sueño que he tenido durante toda mi vida. Puedo ser la persona que soñó con ir allí y lo logró, o puedo ser la persona que no tuvo el valor suficiente para dar el paso definitivo y conseguirlo.
Por contra, ¿cómo dejar de acudir a la cita con mis hermanos de Avilés en un lugar en el que, con todos mis respetos, y esta vez sí de una manera ciertamente reflexiva, dudo mucho que se cuide más el cómic?
La decisión no va a ser fácil pero doy gracias por encontrarme frente a esta dificultad. ¡Bendita dificultad!
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