A pesar de que ésta es mi tercera
experiencia en las Jornadas del Cómic de
Avilés, a este “personaje” no lo conocía. Por lo que pude enterarme, es uno
de las cinco personas que han estado presentes en todas y cada una de las
diecisiete jornadas que han tenido lugar hasta la fecha. Sin embargo, no es una
figura comparable a las otras cuatro, antes bien, yo diría que su reino no es
de este mundo.
Para alguien que no lo conozca,
como yo hasta hace bien poco, es difícil de imaginar. Es el último responsable
de que el boletín informativo sobre las jornadas (“La Guía”) salga los lun…,los mart…,…salga.
Y no creáis que eso no tiene
trabajo, no. Hay que lidiar con los archivos enviados por los distintos
colaboradores que , a pesar de estar todos en el mismo formato, unos se abren y
otros no. Y tener mucho cuidado y repasar todo lo que se va a publicar porque
si no, puede darse el caso de que donde debería poner “Fonollosa” acabe poniendo “Follonosa”,
por ponerte un ejemplo; errores que, por
supuesto, hay que achacar al corrector de Word.
No sé si me estoy explicando con
suficiente claridad. Como ya os he dicho es bastante complicado intentar
describirlo. Para que os hagáis una idea de lo que intento decir, se trata de una de las pocas personas que puede decir que
ha sido perseguido por un tipo disfrazado del Comediante, pero más cachas, para que deje de increpar a su novia.
O que, a pesar de haber escuchado con claridad
que, para hablar por el megáfono hay que pulsar el botón derecho antes, él lo oprimía
y no se le escuchaba. En fin, todo esto y mucho más lo convierte en la víctima
perfecta del Club Búfalo ( del que ya
os hablaré en otra ocasión). De hecho, consiguió el primer premio de este club
al ser el más sorprendido infringiendo su norma de oro.
Para terminar solo decir que, al
final, Cobo resulta ser como Matrix:
“Por desgracia no se puede explicar con palabras qué es Cobo…,has de verlo con tus propios ojos”.
P.D: Siempre desde el cariño y la
admiración, Cobin.
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