martes, 22 de mayo de 2012

Lo mejor de todo.



Y cuando crees que nada puede superar el hecho de encontrarte con autores de la talla del maestro  George Pérez en unas de las mejores jornadas del cómic del país (de hecho para mí la mejor), entonces, entre charla y charla, exposición y exposición, conoces a un puñado de locos como tú y como yo, amigo que te molestas a diario en leer estas líneas, y hacen posible que ni un solo segundo de tu viaje se desperdicie.



Jamás me he sentido tan acogido en una ciudad, a la que llegué solo y de la que salí con una fortuna en amigos. Y por eso, todos los años, llegado mediados de septiembre, me acuerdo de vosotros y hago lo imposible por volver, a sabiendas de que esos días son irrepetibles.




Todo esto a mis cuarenta tacos, casado y con una hija de seis, lo cual viene a demostrar una vez más que la vida sigue siendo imprevisible y que, cuando menos te lo esperas, todavía es capaz de sorprenderte con un bonito regalo en forma de amistad.


P.D: Lo prometido es deuda.

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