martes, 12 de abril de 2016

XXI Salón Internacional del Cómic de Granada.





Recuperar el centro de Granada ha sido un gran acierto. Sí, si has leído el título de la entrada, ya sabes que me estoy refiriendo al Salón Internacional del Cómic de Granada en su vigésimo primera edición que tuvo lugar el fin de semana del 1 al 3 de abril, en su mayor parte.

Hacía bastantes años (desde la última visita de CelsPiñol si no me falla la memoria), que el Salón no se celebraba en este entorno. Aquél fue uno de los salones más multitudinarios de los que hemos podido disfrutar en la capital nazarí.

Y digo que me parece un gran acierto porque, en un fin de semana en el que acompañe el tiempo como lo fue éste, por la Fuente de las Batallas llegan a pasar varios miles de personas. Por tanto, como escaparate, tiene un valor indiscutible y, para los estands que se encontraban allí, constituía un emplazamiento idóneo ya que les permitía colocar su librería portátil en pleno centro de la ciudad.

A pocos metros de allí, podían visitarse las exposiciones, en la Plaza del Carmen la de Spirou; en el Palacio de los Condes de Gavia la de Stan Sakai, además de constituirse también este último emplazamiento como la zona principal de conferencias.
Algunas presentaciones y charlas, además de la exposición de la obra “S.O.N”,  ganadora del certamen Desencaja 2015 del autor Ramiro Fernández, tuvieron lugar en la carpa situada en la zona principal.




  
El ambiente fue agradable y propició la interacción natural entre autores, fans y otros curiosos, que se acercaron a los distintos puestos de tebeos, algunos, en mi opinión, por primera vez en sus vidas.

 Los que ya peinamos canas en estos menesteres, disfrutamos de charlas agradables e instructivas con personalidades del mundillo tan conocidas como  Sergio Bleda, Gabriel Hernández Walta, José Luis Munuera, Ricardo Esteban o El Torres.


Además, coincidiendo con el Barcelona-Real Madrid de la liga de fútbol, nos fuimos a un bar  algunos de los invitados (Rafa Sandoval, Ibán Coello, Jordi Tarragona) y un servidor. Con unas tapas y  unas cervezas, más que empaparnos del partido, intercambiamos anécdotas y chascarrillos propios de las vivencias de todo buen aficionado al cómic.

 De esta extraordinaria velada, he omitido adrede la presencia de Javier Fernández. La razón es porque entiendo que el trato que me da y me ha dado siempre este caballero del noveno arte es digno de una mención y un agradecimiento especial. 

Al haber sido cancelados todos los vuelos a Bruselas ese fin de semana, por los lamentables acontecimientos de la sinrazón de cierto segmento del mundo musulmán, Javier Fernández no pudo acudir como invitado a la Comic Con que iba a celebrarse en la capital de Bélgica durante esas fechas. Así, a mitad de la charla del sábado, en la que  participaba su compañero de estudio Javier Sánchez Aranda, apareció en la sala y, tras saludarnos efusivamente, me mostró en el móvil parte del trabajo inédito que está realizando para la serie de Nightwing en Dc. Unas páginas que, cuando salgan en el número correspondiente, os animo a que no dejéis de disfrutar porque siguen mostrando la evolución del talento creativo de un  gran artista que pone el corazón en todo aquello que emprende.

Después de esto, junto con los integrantes de la charla, nos acercamos a saludar a los amigos que se encontraban dando una vuelta por el centro neurálgico del evento, donde aprovechamos para comprar algunos tebeos. Entonces, como el gran anfitrión que es, se ofreció a mostrarle el estudio a Rafa, Sergio e Ibán que, como ya he dicho, se encontraban allí en calidad de invitados del Salón. Y yo, sin ser absolutamente nadie relevante en este mundillo nuestro, también fui invitado a visitarlo, cosa que he de reconocer me hizo gran ilusión. 

Así que, pocos minutos después, me encontraba rodeado de algunas de las más diestras plumas y lápices del comic americano, en un entorno idílico de trabajo, enseñanza y aprendizaje. Tome nota de los consejos que me dio Jordi Tarragona sobre el cuidado de los pinceles, la inclusión de paisajes urbanos en la viñeta por parte de Javier y algunos otros consejos sobre color y corrección de errores. Como podéis imaginar, me encontraba en una nube. Nunca antes había estado en un estudio profesional.

Tras eso, y dado que la resaca del día anterior  impidió que saliera adelante la propuesta de los gin-tonics, regresamos a la Fuente de las Batallas e hicimos un poco de tiempo para, poco después, marcharnos a ver el fútbol.


Disfrutamos de las cervezas, las tapas y la conversación; y el fútbol también tuvo su punto porque todos los presentes éramos del Barça, siendo el dueño del bar y buena parte de la clientela del Madrid. Antes de despedirnos se nos unió Helena, la novia de Javier (una chica encantadora) y, aunque insistieron en que me uniera a “la pulpada”, tradicional cena del sábado organizada para los invitados al Salón, decliné muy a mi pesar la invitación porque uno tiene que saber a qué sitios no ir. No por nada, me hubiera encantado seguir con ellos, pero yo no era un invitado.

Con todo, esa noche quedará ya impresa en un rincón destacable de  mis más preciados recuerdos. Y esto se lo debo especialmente a Javier Fernández Barranco, mi amigo. Gracias, Javi. Por todo.


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