Recuperar
el centro de Granada ha sido un gran acierto. Sí, si has leído el título de la
entrada, ya sabes que me estoy refiriendo al Salón Internacional del Cómic de
Granada en su vigésimo primera edición que tuvo lugar el fin de semana del 1 al
3 de abril, en su mayor parte.
Hacía
bastantes años (desde la última visita de CelsPiñol si no me falla la memoria),
que el Salón no se celebraba en este entorno. Aquél fue uno de los salones más
multitudinarios de los que hemos podido disfrutar en la capital nazarí.
Y
digo que me parece un gran acierto porque, en un fin de semana en el que
acompañe el tiempo como lo fue éste, por la Fuente de las Batallas llegan a
pasar varios miles de personas. Por tanto, como escaparate, tiene un valor
indiscutible y, para los estands que se encontraban allí, constituía un
emplazamiento idóneo ya que les permitía colocar su librería portátil en pleno
centro de la ciudad.
A
pocos metros de allí, podían visitarse las exposiciones, en la Plaza del Carmen
la de Spirou; en el Palacio de los Condes de Gavia la de Stan Sakai, además de constituirse
también este último emplazamiento como la zona principal de conferencias.
Algunas
presentaciones y charlas, además de la exposición de la obra “S.O.N”, ganadora del certamen Desencaja 2015 del
autor Ramiro Fernández, tuvieron lugar en la carpa situada en la zona
principal.
El
ambiente fue agradable y propició la interacción natural entre autores, fans y
otros curiosos, que se acercaron a los distintos puestos de tebeos, algunos, en
mi opinión, por primera vez en sus vidas.
Los que ya peinamos canas en estos menesteres,
disfrutamos de charlas agradables e instructivas con personalidades del mundillo
tan conocidas como Sergio Bleda, Gabriel
Hernández Walta, José Luis Munuera, Ricardo Esteban o El Torres.
Además,
coincidiendo con el Barcelona-Real Madrid de la liga de fútbol, nos fuimos a un
bar algunos de los invitados (Rafa
Sandoval, Ibán Coello, Jordi Tarragona) y un servidor. Con unas tapas y unas cervezas, más que empaparnos del partido, intercambiamos anécdotas y chascarrillos propios
de las vivencias de todo buen aficionado al cómic.
De esta extraordinaria velada, he omitido adrede
la presencia de Javier Fernández. La razón es porque entiendo que el trato que
me da y me ha dado siempre este caballero del noveno arte es digno de una
mención y un agradecimiento especial.
Al
haber sido cancelados todos los vuelos a Bruselas ese fin de semana, por los
lamentables acontecimientos de la sinrazón de cierto segmento del mundo
musulmán, Javier Fernández no pudo acudir como invitado a la Comic Con que iba
a celebrarse en la capital de Bélgica durante esas fechas. Así, a mitad de la
charla del sábado, en la que participaba
su compañero de estudio Javier Sánchez Aranda, apareció en la sala y, tras
saludarnos efusivamente, me mostró en el móvil parte del trabajo inédito que
está realizando para la serie de Nightwing en Dc. Unas páginas que, cuando
salgan en el número correspondiente, os animo a que no dejéis de disfrutar
porque siguen mostrando la evolución del talento creativo de un gran artista que pone el corazón en todo aquello
que emprende.
Después
de esto, junto con los integrantes de la charla, nos acercamos a saludar a los
amigos que se encontraban dando una vuelta por el centro neurálgico del evento,
donde aprovechamos para comprar algunos tebeos. Entonces, como el gran
anfitrión que es, se ofreció a mostrarle el estudio a Rafa, Sergio e Ibán que,
como ya he dicho, se encontraban allí en calidad de invitados del Salón. Y yo,
sin ser absolutamente nadie relevante en este mundillo nuestro, también fui
invitado a visitarlo, cosa que he de reconocer me hizo gran ilusión.
Así
que, pocos minutos después, me encontraba rodeado de algunas de las más
diestras plumas y lápices del comic americano, en un entorno idílico de
trabajo, enseñanza y aprendizaje. Tome nota de los consejos que me dio Jordi
Tarragona sobre el cuidado de los pinceles, la inclusión de paisajes urbanos en
la viñeta por parte de Javier y algunos otros consejos sobre color y corrección
de errores. Como podéis imaginar, me encontraba en una nube. Nunca antes había
estado en un estudio profesional.
Tras
eso, y dado que la resaca del día anterior impidió que saliera adelante la propuesta de
los gin-tonics, regresamos a la Fuente de las Batallas e hicimos un poco de
tiempo para, poco después, marcharnos a ver el fútbol.
Disfrutamos
de las cervezas, las tapas y la conversación; y el fútbol también tuvo su punto
porque todos los presentes éramos del Barça, siendo el dueño del bar y buena
parte de la clientela del Madrid. Antes de despedirnos se nos unió Helena, la
novia de Javier (una chica encantadora) y, aunque insistieron en que me uniera
a “la pulpada”, tradicional cena del sábado organizada para los invitados al
Salón, decliné muy a mi pesar la invitación porque uno tiene que saber a qué
sitios no ir. No por nada, me hubiera encantado seguir con ellos, pero yo no
era un invitado.
Con
todo, esa noche quedará ya impresa en un rincón destacable de mis más preciados recuerdos. Y esto se lo debo
especialmente a Javier Fernández Barranco, mi amigo. Gracias, Javi. Por todo.