La Galería del Aprendiz (SketchBook 1)

Aprovechando que llevo unos días trasteando una aplicación para la tablet llamada SketchBookX, he decidido retomar esta sección del blog, que ya llevaba un tiempo un poco abandonada. Sigo dibujando cada vez que tengo un rato, pero me estoy acostumbrando a mostrar los resultados más por facebook que por aquí.

Antes de comenzar con el primero de los “coloreos”, como a mi gusta llamarlos, me parece interesante compartir contigo, amigo que te molestas en leer de vez en cuando mis tonterías, algo que me impidió durante mucho tiempo aprovechar las capacidades que ofrece este programa para solventar lo que un día fue un enorme problema para mí; el dar color a mis dibujos y que acabó teniendo una enseñanza más profunda. Todo arrancó de una de esas falsas ideas que uno lleva preconcebidas de serie, a saber, que necesitaba un buen lápiz para obtener buenos resultados con la tablet. “Bueno” en cuanto a que agarrara bien, es decir, que me permitiera tener las mismas sensaciones que un lápiz normal sobre un papel tradicional. Pero para mí modelo de tablet no existía algo como lo que buscaba.

Durante mucho tiempo, desistí de utilizar ésta u otra app artística. Un día, me decidí a intentarlo utilizando como pincel el dedo índice con la idea de, por lo menos, saber qué podía ofrecerme la aplicación, más que de obtener un bonito dibujo. Y lo que conseguí en aquel primer intento, lo tienes al final de esta explicación.

Fue muy divertido y gratificante volver a pintar con los dedos como en el parbulario, pero esta vez sin mancharme. Una vez más, se había demostrado que ciertas ideas preconcebidas, sobre todo en el mundo del arte y el aprendizaje, muchas veces impiden que avancemos en nuestro proceso. Por eso, a veces tenemos que ser capaces de intentar cosas que “sabemos” que nunca van a funcionar. Porque, en ocasiones, sí que funcionan.

En otras palabras, no tengas miedo de intentar cosas nuevas, aunque “la manada” o tú mismo, se empeñen en decirte: “no se puede”. La historia nos demuestra que los mayores avances que el hombre ha conseguido como especie, empezando por el fuego, siempre se han debido a personas que se han atrevido a preguntarse: “¿cómo que no se puede?”