Hoy
no tenía pensado escribir nada en el blog, pero a veces te
encuentras con noticias que ponen tu mundo del revés, ante las que
no puedes pasar de largo como si nada, y que te invitan a realizar un
comentario a modo de katarsis y agradecimiento por todo lo recibido.
Cuando
he abierto el facebook, como cada día, me he enterado del
fallecimiento de Herb Trimpe. No puedo decir que fuésemos amigos. No
puedo decir tan siquiera que fuésemos conocidos, porque sólo
coincidimos una vez en Madrid en el Expocomic del año 2012.
Lo
que sí puedo decir es que percibía a esta persona como parte de mi
vida, por el amor al comic que tanto demostró y que hasta el día de
su muerte compartimos. Él como profesional, y yo como admirador de
su arte. Él como cocreador de historias, y yo como espectador
atónito ante tanta maravilla.
Su
historia quedará por siempre unida a la definición gráfica de un
personaje hoy en día icónico: Lobezno. Para mí, su recuerdo
evocará la magia con que llenó la imaginación de un niño que por
aquel entonces empezaba a descubrir la complejidad emotiva de un
monstruo de piel verde, más allá del relato de sus proezas físicas.
Muchos son los autores que han dado, dan y darán (espero) una
visión tan buena o mejor del personaje que por entonces respondía
al nombre de “La Masa”. Pero sólo uno de ellos, tú Herb,
consiguió abrir el corazón de ese chaval para llenarlo por completo
de fantasía y aventuras, hasta el punto de no concebir su existencia
de otra manera, casi cuarenta años después de todo aquello.
No
puedo por menos que dedicarte unos minutos de mi tiempo,
insuficientes sin duda, para intentar comunicar más torpemente de lo
que a mí me gustaría en este humilde espacio, lo que para mí
supuso tu figura como artista y para agradecerte los pocos momentos
que compartimos cara a cara, y los muchos que disfrutamos a través
de las páginas de tantos y tantos comics magistralmente dibujados.
Con
tu marcha, casi como un homenaje a ese tiempo, no es Hulk el que
aplasta. Esta vez es Herb Trimpe el que nos deja machacados.
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