miércoles, 25 de marzo de 2015

XX Salón Internacional del Cómic de Granada.



Veinte años. En ese tiempo, el Salón Internacional del Cómic de Granada ha albergado artistas tan ilustres como Joe Kubert, Howard Chaykin, David Lloyd o Quino. Ha visto crecer a otros como Jesús Merino o Carlos Pacheco, y dar sus primeros pero firmes pasos a Jorge Jiménez, Javier Fernández,...

En definitiva, cuando hablamos de él, hablamos de un Salón con solera que, tal y como sucede con una persona, ha tenido buenos y malos momentos y que, desgraciadamente, va decayendo con la edad.

Me gustaría poder decirte que, siendo ésta su vigésima edición, la organización tiró la casa por la ventana para realizar un evento memorable como merece una afición incondicional. Pero dado que te tomas la molestia de dedicarle a este  blog unos minutos de tu tiempo, flaco favor te haría si los utilizara para engañarte.

La presencia de autores franceses en el salón motivó un amplió despliegue de guardia civil en el recinto.
Errores graves de organización ( o de su falta) siguen manifestándose edición tras edición. En la charla de IDW Publishing, surgieron varios porque alguien decidió no dedicarle unos minutos antes a elegir un visor adecuado para los archivos de imagen que el editor David Hedgecock necesitaba en su exposición. Ojalá esto fuese algo puntual, pero todos los años tenemos algo similar. Y eso se traduce, entre otras cosas, en una menor presencia de stands, de fans y de editores.

El maestro Azpiri nos comentó que empezó su carrera profesional tocando el piano.
En el lado positivo, volvimos a reencontrarnos los incondicionales del cómic en esa maravilla de ciudad que es Granada. El hecho de que hubiese menos asistencia, permitió que no tuviéramos que hacer cola para conseguir  dibujos y charlar con los autores invitados. He de reconocer que, pese a lo anteriormente mencionado, disfruté como un enano saludando a Ricardo Esteban, editor de Dibbuks y uno de los máximos defensores de la publicación de obras nacionales en España; conociendo a Fernando Dagnino, el cual me agasajó con un precioso dibujo de Harvey Dent- Dos Caras; al igual que Gabriel Hernández, autor entre otros del dibujo de El Bosque de los Suicidas o la serie actual de Magneto para Marvel.

Aquí, un amigo.
Y a otro nivel todavía más cercano, Javier Fernández y Jorge Jiménez, que compartían mesa de firmas con Antonio S. Aranda, volvieron a hacerme sentir como uno más de "la familia" de este extraordinario mundo que constituye el Noveno Arte. Con conexión en directo incluida con ese pedazo de programa radiofónico que me hace el honor de incluirme entre sus colaboradores el segundo sábado de cada mes, y que responde al nombre de La Parada de los Monstruos. Gracias a los hados, el éxito de  un Salón del Cómic sigue recayendo en gran medida en los autores a los que invita y en el público que lo visita, y en esto todavía Granada tiene  tiene mucho que ofrecernos. Por otros veinte años más de dibujos, sueños e ilusiones en la ciudad de la Alhambra.





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