Tyler Cross. Río Bravo.

Cuando un amigo te dice: “Oye, échale un vistazo a este cómic, que es una pasada”, y otro te dice: “...Es la p$*% caña”, demostrarías ser un poco lerdo si no lo hicieras.

Tyler Cross-Río Bravo es un tebeo que está llamado a convertirse en un referente de calidad de la industria franco-belga durante los próximos meses. Conjuga lo mejor del cine negro y el western en una historia cargada de referencias, la mayoría explicadas al final del volumen, con un ritmo narrativo perfectamente orquestado, pocas veces visto por estos ojos.

Donde en otros productos encontramos grandes fuegos de artificio basados en la elección de perspectivas increíbles y detalles anatómicos pormenorizados, aquí quedan relegados a un segundo plano para dotar de la debida importancia a una elección adecuada de encuadres, luces y sombras, que conforman una agradable sinfonía de viñetas, cada una de ellas cuidadosamente pensada para favorecer el ritmo marcado por la historia página a página.

Lo comenté con mi compañero del “cole”, Alejandro, que estudió Bellas Artes y que conoce y gusta mucho más del cómic europeo que yo y, por supuesto, ya lo había leído. Aprovechó para señalarme un par de títulos de Brüno, el dibujante de esta obra, que ya esperan en la librería mi ataque furtivo.

Tyler Cross-Río Bravo, será éxito ¿inesperado? de mercado y de crítica; no me cabe la menor duda. Y lo va a conseguir apelando a uno de los métodos más antiguos y efectivos de marketing: el boca a boca. Luego no digas que no te avisé.