Ayer leí el segundo tomo (de dos) de esta espectacular miniserie.
Es difícil que muestre objetividad cuando quien escribe la historia es el Sr. Ennis. Reconozco que,en general, tiene sus altibajos narrativos, que abusa de ciertos recursos y que a veces "se le va la pinza" con la violencia, en esta ocasión estamos frente a una de esas historias en las que el guionista te enseña su mejor cara. Y cuando Garth Ennis te enseña su mejor cara, es hora de decir aquello de: "Admítelo, tigre. Te ha tocado la lotería".
Cuando se trata de un relato bélico, el irlandés hace gala de sus conocimientos sobre la Segunda Guerra Mundial, que traslada magistralmente y con crudeza al conflicto en el que se centre la historia. La barbarie y el sinsentido, a veces queda enmascarada por la épica, no en esta ocasión en la que nos muestra como detrás de cada atrocidad subyacen solo intereses políticos que suelen tener que ver con la avaricia de los hombres.
Utiliza el papel del enemigo, en mi opinión, para mostrar ciertas ideas impopulares en los USA sobre los motivos que hicieron estallar estas guerras y explicar como el papel del soldado americano ha pasado de ser el de "salvador de todos" en la Segunda Guerra Mundial al de "violador y carnicero".
A pesar de todo, intenta enseñarnos algo bueno, a saber, que en estas situaciones se crean fuertes lazos afectivos entre compañeros de armas.
En la parte gráfica, Goran Parlov se confirma como uno de los grandes talentos de este mundillo. Ya no por la elección de los encuadres, o el ritmo narrativo, que es excelente sino, si me permitís la pedantería, por el uso tan refinado de la expresividad facial. Por lo que a mi respecta, se ha convertido en un referente obligado de aprendizaje en esto del arte secuencial.
En definitiva, se trata de una historia digna de engrosar nuestras colecciones. Luego no digas que no te avisé, ¿eh?