jueves, 5 de julio de 2012

La Paciencia del Fan


Una de esas lecturas que recuerdas de tu infancia, que  hace que evoques tiempos, mejores no sé pero sí más fáciles, es Kamandi, del genial Jack Kirby. Aquella edición tan chiquitita que nos brindaba Nóvaro, no demasiado buena, sobre todo por la traumática traducción mexicana que todavía hoy en día  me pone los pelos como escarpias, nos permitió a los aficionados españoles descubrir ésta y otras colecciones de DC por un precio, eso sí, tan reducido como su tamaño.

El caso es que pudimos disfrutar de las aventuras del último hombre en la Tierra donde, tras "El Gran Desastre", una catástrofe de naturaleza nurclear, originada por la estupidez de los hombres, concedía la supremacía evolutiva a otras especies animales (tigres, gorilas, lobos,...) con características antropomórficas. Kamandi tenía que luchar día tras día por la supervivencia y aprender a sobrellevar el sentimiento general de soledad que innundaba su persona y le llevaba a embarcarse en grandes y peligrosas aventuras en las que, ocasionalmente, parecía encontrar algún miembro de su especie con las características intelectuales no mermadas.

La influencia de películas como El Planeta de los Simios era patente en la serie y proporcionaba al lector una oferta diferente y de calidad, alejada del tradicional universo superheroico.

El problema para mí, como siempre, residía en el fatídico departamento de distribución de la época, que torturaba a aquellos fans que, como yo, no teníamos la suerte, en estos menesteres, de vivir en una capital. Pero no se puede subestimar  la determinación de un aficionado.Con más corazón que medios, estaba resuelto a esperar lo que fuese necesario para atesorar la magia recogida en aquella colección. Tuve que hacerlo durante más de veinte años, pero al final, pude hacerme con esta auténtica joya del noveno arte aunque, esos sí, nuevamente la edición  no hiciera justicia a semejante prodigio.

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