Al fin pude acudir al que va a
ser sin lugar a dudas el estreno de la temporada. Aunque podía haber esperado
un día más en estos tiempos de crisis, para que me saliera un poco más barato,
decidí que la ocasión lo merecía y la presencié en 3D. Y vaya si mereció la
pena.
Desde el primer momento
comprendes que esta película va a ser algo más que un producto cinematográfico
de serie, realizado con el único objeto de obtener una ingente cantidad de
dinero. Y si alguno temíamos que, al final, todo se resumiera en una sucesión
inconexa de escenas de acción aderezadas con lo mejor que pueden ofrecernos los
efectos especiales hoy en día, podemos comprobar con satisfacción que se trata
de algo más. Todo gracias a una muy acertada designación del director, Joss Wedon, que además coescribe la
historia.
Las escenas de acción, siempre
difíciles de coreografiar y dirigir, están perfectamente equilibradas con
aquellas otras que sirven para desarrollar la trama del film.
Cómo conseguir que una película no
resulte ridícula cuando los protagonistas van enfundados hasta las cejas en
licra de colores chillones, es algo que muy pocos saben hacer, y que el
director consigue precisamente riéndose de esas situaciones.
Pero la clave sin duda reside,
como ya he señalado, en la oportuna elección del director. Resulta
extremadamente importante, en este tipo de películas, que el máximo responsable
de su ejecución sea un enamorado de nuestro medio, es decir, del cómic
superheroico. Solo así se consigue poner un cuidado exquisito en cada una de
las escenas y lograr hacer creíble toda la serie de acontecimientos insólitos
que conforman el guión.
Pon a Joss Wedon a dirigir una
película de superhéroes y tendrás un taquillazo.
Pon a un director pretencioso
que descuida sus deberes, y obtendrás Superman Returns.
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