Usualmente, el
aficionado a los comics, también suele serlo al dibujo. Mi caso no es una
excepción. Máxime cuando en casa he tenido como referencia a mi padre que, con
más afición que medios, fue capaz de adquirir conocimientos y técnicas para dibujar y pintar todo lo que era capaz
de ver o imaginar. Siempre ha sido para mí un modelo de superación de las adversidades. Fue capaz
de sacar dinero y tiempo de donde no los había para poder desarrollar su
afición, cosa que no resultaba nada fácil en el 53 cuando ya, desde los once
años de edad, tenía que ganarse el pan.
Dibujo de Jesús Arriaga Carpio |
Nunca le
interesó mucho el cómic más allá de lo que podía aprender de él sobre dibujo,
pero el hecho de haber crecido en un hogar en el que veía a mi padre pasar
horas y horas dibujando, sin duda contribuyó a implantar en mi hermano mayor y
en mí el gusto por este arte.
Acuarela de José Arriaga Martínez |
Hoy, pese a
haber sufrido la amputación de la pierna izquierda debido a problemas
cardiovasculares, y tras unos meses en los que, por una pérdida de sensibilidad
en las manos, parecía que sus días de pintura habían terminado, el maestro
vuelve a dar ejemplo de superación personal. Con setenta años de edad, ha
conseguido reeducar la mano y sigue disfrutando de su afición, poniendo una vez
más de manifiesto que los límites del ser humano los pone la propia voluntad.
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