Aunque ya hace unos días del estreno de la peli, no quería dejar pasar la ocasión de dejaros aquí alguna reflexión sobre ella y el mundo del celuloide; pero eso sí, como siempre sin spoiler.
Para cualquier fan de éste nuestro mundo del papel y los enmascarados, una nueva película de Spiderman siempre es una buena noticia. Y aunque a veces ya se puede intuir el resultado por pasadas experiencias o porque el tráiler prácticamente te lo destripa todo, de una manera u otra, acabas viéndola. Es como cuando te pica y sabes que no debes rascarte porque te va a picar más.
El caso es que en esta entrega encontramos un buen Trepamuros y un mal malísimo Peter Parker. Lo peor sin duda es ver a un actor interpretando un personaje que sí, vive en muchos momentos atormentado por diversas experiencias vitales de las que se siente responsable pero que, en modo alguno, anda por las esquinas llorando como una magdalena escena sí, escena también. Resulta verdaderamente insufrible. Ni la sonrisa de Emma Stone ni los espectaculares saltos de Spiderman hacen llevadero semejante despropósito.
Lo cuál nos lleva a la siguiente cuestión: ¿por qué se puede hacer un film más que digno sobre el Capitán América, incluso siendo una segunda parte, y no sobre el Lanzaredes?
Y la respuesta es, como siempre, el maldito parné. La codicia de los propietarios de la franquicia hace que, en lugar de asignar el proyecto a Marvel Studios, que a priori hubiese puesto mucho más empeño en un resultado final de calidad, se adjudique a Sony por un pedazo más grande del pastel...hoy. Porque esto, que duda cabe, con el tiempo resulta una mala decisión que, desde un punto de vista puramente económico, te va a hacer perder dinero en breve. El público mayoritario espera ver el universo que envuelve al personaje recreado correctamente en la gran pantalla. Cuando se vea defraudado de manera reiterada, dejará de visionar las siguientes entregas por los cauces que hacen ganar dinero a las compañías.
Por tanto, en este caso, como creo que en la mayoría, apostar por calidad es apostar por una mayor recaudación. Así que, si no lo quieren hacer por respeto a una historia más vieja que los propios responsables del proyecto cinematográfico, háganlo por dinero, que es lo único que parece interesarles. Un gran poder sobre los derechos de un personaje, conlleva una gran responsabilidad sobre sus fans.