Hablar de una película sin destripar ni una escena se me antoja harto complicado. Cuando uno sale del cine después de haber visto esta maravilla, lo que le pide el cuerpo es comentarlo con otro de los afortunados (que a buen seguro serán muchos) que han acudido a verla en el día de su estreno.
No temas, amigo que sigues mis comentarios en éste tu humilde blog; no voy a destriparte nada. Solo voy a darte una recomendación de amigo: no puedes perdértela.
Sabiéndote fan de las buenas historia, la buena dirección y las buenas interpretaciones (me estoy quedando muy corto al calificarlas como buenas a todas ellas ), sé que harás lo posible por ir a verla cuanto antes.
Aparte de un gran western, con ese punto Tarantino que el director/guionista/actor imprime a sus obras, Django Unchained sorprende por todo lo que hay detrás de algo que, aparentemente, solo está pensado para divertirte. Cuando la veas, te darás cuenta de que hay una serie de escenas difíciles de presenciar para un negro (perdón por el término, pero me niego a utilizar el calificativo "afroamericano" para ser políticamente correcto; máxime cuando sabemos que en España el racismo va por "otros tintes"), y no te digo de interpretar.
Situaciones desternillantes para liberar un poco de tensión, que en algún caso concreto raya el manga y, pienso que de manera intencionada, una escena en especial que explica muy gráficamente las bases de esta vorágine capitalista que tan buenos resultados nos ha traído y que da título a esta entrada.
Situaciones desternillantes para liberar un poco de tensión, que en algún caso concreto raya el manga y, pienso que de manera intencionada, una escena en especial que explica muy gráficamente las bases de esta vorágine capitalista que tan buenos resultados nos ha traído y que da título a esta entrada.
Bueno, si sigo escribiendo al final faltaré a la palabra empeñada y acabaré contándote algo que no debo. Sólo recordarte que ya te está faltando tiempo para ir a verla; luego no digas que no te avisé.
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